lunes, 24 de enero de 2011

Come back, please come back

Hoy hace un año desde que te fuiste.
Hoy hace un año desde aquel día en que vinieron aquellos dos hombres vestidos de uniforme.
Recuerdo que llamaron al telefonillo, dijeron que eran del ejército.
Recuerdo que me dio un vuelco el corazón, recuerdo aquellos diez angustiosos segundos que tardaron en subir, tiempo suficiente para que me convenciera de que tenían que ser buenas noticias: vendrían a decir que volvías a casa. Por fin.
Recuerdo abrir la puerta, recuerdo haber sentido mi corazón romperse en pedazos cuando vi tu reloj en sus manos.
Trozo a trozo.

Era tu reloj favorito. El que te regalé en nuestro primer aniversario, ¿recuerdas?
Teníamos diecisiete años.
Estábamos en nuestro parque, el parque en el que nos habíamos besado por primera vez. Era un 12 de enero, pleno invierno, y mientras en la otra punta del país los animales morían de frío, nosotros estábamos allí de manga corta, bañados por la luz del sol.
Nos hicimos una foto junto al lago: tú me abrazabas mientras yo te daba un beso en la mejilla.
Aquella fue mi foto favorita durante años, la foto que ha sobrevivido a infinitos cambios de cartera, la única superviviente a mi caótico desorden.
Tú estabas nervioso, como no.
Nunca podías aguantar cuando tenía un regalo para ti, era como si volvieras a tu niñez, cuando tenías cinco años.
Me hice de rogar unos minutos, y tras un beso inolvidable, saqué de mi bolso aquella pequeña caja.
Rompiste el papel de regalo en mil pedazos que echaron a volar al instante en una fugaz ráfaga de viento.
Lo abriste desconcertado, y allí estaba, dorado y negro, con una inscripción a un lado: Te amo, doce de enero.
Te quedaste sin palabras, pero tus ojos lo dijeron todo.
A partir de aquel día, él era tu pequeño tesoro, lo llevabas siempre, a todas partes, ni siquiera el día de nuestra boda pudiste abandonarlo en el cajón de la mesilla de noche.
Y ahora, en manos de aquel frío militar de mirada rota, no parecía mas que una baratija sacada de algún rastro. Aquel objeto, que durante años había sido tu seña de identidad, símbolo de nuestro amor, de tu alegría, tu ternura, ya no era nada, pues no tenía sentido alguno sin ti.

Me dijeron que era lo único que habían encontrado tuyo en el bosque después de una misión de exploración en busca de guerrilleros, que lo sentían mucho, que habías sido un hombre ejemplar durante aquellos meses, único.
Les dije que era imposible, que tú nunca habrías abandonado aquel objeto, y que si hubieras muerto te lo habrían robado.
Se negaron a creer en cualquier atisbo de esperanza, y al cabo de quince minutos se marcharon, dejándome abandonada como un perro herido.
Te hicieron un funeral con todo tipo de honores.Me negué a asistir.
Tú no estás muerto, lo sé, y por eso he decidido empezar a escribirte.
Cuando vuelvas, quiero poder contártelo todo, como si este año jamás hubiera sucedido.

Estés donde estés, vuelve.
Por mi.

Te amo con locura.

9 comentarios:

  1. Qué bonito/triste, me gusta así pues.. te sigo :)

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  2. Qué bonito! Espero que escribas a menudo y nos regales más cartas de esta historia porque tiene pinta de ser de las que enganchan :) Ánimo! Te sigo

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  3. Qué cosa más triste y a la vez tan tierna, te sigo también en este blog:)

    Un besote<3

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  4. Me encanta, es algo que se sale de lo normal y eso es algo de agradecer. Un besote, te sigo!! ^^

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  5. Precioooooooooooso tu blog :D
    Te sigo!
    Sigueme guapa!
    un besaaaaaazo desde:


    http://letmetrembling.blogspot.com/
    http://letmetrembling.blogspot.com/

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  6. El texto es precioso! Me encanta, te sigo, si? Besos

    http://drunkandwild.blogspot.com/

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  7. Me dan escalofríos al leerlo, te sigo, pinta muy bien :)

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  8. Simplemente genial ! hacia mucho que no leía un texto tan bueno , te sigo ! un besazo :)

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